sábado, 3 de octubre de 2009

Cuento de las Tres Princesas y los Dos Magos (3ª.parte)

Con los pies de nuevo sobre el frío suelo pequinés, los aventureros se disponen a explorar los misterios de la capital del Imperio del Gran Dragón. Sin embargo, deberán estar en las mejores condiciones físicas puesto que el hielo que cubre la ciudad puede congelar hasta el corazón más fogoso.

Aunque también es cierto que para los hijos del Gran Dragón, el frío glacial no supone un impedimento, ya que por sus venas corre el fuego de su ardiente padre.

No obstante, no bastará con preparar el cuerpo tan solo, sino también la mente, ya que es el talón de Aquiles de la armadura occidental, la parte más vulnerable de aquellos que no están acostumbrados a batallar en tierras tan lejanas. Distraerla con coloridos juegos o meditar envuelto en incienso puede sosegar un espíritu airado, pero no está de más recurrir a algo de ayuda mágica.

Y así, atraídos por la fuerza del destino, los Magos Pablo y Rodrigo, grandes amigos del caballero Lluís, llegan a la capital del norte tras un viaje místico por el techo del mundo y los abismos de la naturaleza humana. Y no, su magia no brota de las chisteras con conejos ni tampoco de calderos de brujo; su magia no puede percibirse con la vista o el oído, pero silenciosa e invisible recorre todos los rincones del cuerpo y se adentra en el alma. Sólo la sientes fluir sin más...

Por tanto, este pequeño ejército resulta invencible y ni siquiera la Gran Muralla y sus fieros guardianes pueden resistir el empuje de tan poderosas fuerzas en conjunción.
Pero el Gran Dragón, celoso de tanto poder y osadía, decide tentar a los guerreros con exóticos manjares y los invita a su Palacio de Verano, donde aún reina el invierno.

Una vez envenenados, los jóvenes serían presa fácil para el feroz Dragón, que no dudaría en celebrar un suntuoso festín, cuyos platos principales serían ellos mismos. Sin embargo, debería haber sabido que una apetitosa manzana roja resulta algo más sutil que un negro escorpión, ¿verdad, Blancanieves?

Y cada vez son más los caballeros y doncellas que se unen a la gran batalla, y sus energías combinadas forman un escudo perfecto, donde no penetran ni el cansancio, la soledad o la tristeza. Son unos días gloriosos.


Sólo la Princesa Sonia volvería de nuevo a las tierras del Gran Dragón en ayuda de su amigo, un cuento que ya os relaté hace tiempo...


Y colorín, colorado, los Dos Magos y las Tres Princesas regresaron a sus reinos sanos y salvos, y este cuentacuentos su deuda ha saldado.